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Ser flor de un día

Llevamos ya más de 250 expresiones españolas y aún no había publicado la de hoy: ser flor de un día. Será porque hace demasiado tiempo que quité Telecinco de mi lista de canales de televisión… En fin, la expresión de hoy es una de esas que me encantan por su alto nivel gráfico. En cuanto veais la analogía, no se os olvidará en la vida.

Primero quiero que penséis en un magnolio. Es un precioso árbol que, al final de la primavera o con los primeros días del verano, se llena de preciosas flores blanquecinas. El problema de dichas flores es que, si bien son hermosas y grandes, casi enseguida que se abren empiezan a marchitarse, con lo que a penas durante unos pocos días podemos ver cada una de esas flores en su máximo esplendor. Ya como curiosidad os comentaré que la floración del magnolio es secuencial, es decir, no florecen todas sus flores al mismo tiempo, por lo que a pesar de lo poco que dura cada una de sus flores, es común ver al magnolio plagado de bellas flores durante buena parte del verano.

Y bueno, ahora que hemos analizado la parte floral, vayamos al uso en sí de la frase.

Antiguamente, para ocupar un puesto relevante en un programa de televisión, en una revista, en un programa de radio, etc., tenías que ser alguien realmente importante. Tenías que haber alcanzado la fama a base de haber vendido muchos discos, haber actuado en varias películas, haber ganado muchos partidos, etc. Era lo que se llamaba gente famosa y normalmente para alcanzar dicha fama, como hemos comentado, ya habían realizado numerosos actos que les habían hecho ganar dicha fama. Hoy en día se llevan más los llamados famosillos, gente que no ha hecho por lo general nada importante para aparecer en los medios de comunicación, pero que sin embargo ahí están, ocupando portadas, minutos de radio y televisión y por supuesto, muchas horas de tertulias. Normalmente estos famosillos lo son porque se han relacionado de alguna manera con alguien famoso (han tenido relaciones sexuales o supuestas relaciones con alguien famoso, son el primo, la vecina, el amante del sastre de alguien famoso, han participado en un reality show de la tele pasando un casting en el que buscaban gente de un determinado perfil, etc). Es decir, realmente no es que hayan hecho nada bueno, pero han intentado subirse al mundo de la fama y aprovecharse de todo lo que conlleva (la propia fama, dinero, fiestas, apariciones estelares, etc.). Sin embargo, lo difícil de la fama no es llegar a ella sino mantenerla y si una persona famosa puede ser olvidada de forma más o menos rápida, imaginaos lo fácil que es olvidar a alguien que realmente no hizo casi nada por alcanzarla. A esas personas que fueron muy populares durante un breve espacio de tiempo pero que enseguida fueron apartadas por otras personas que ocuparon su lugar en portadas y programas de televisión se las llama flor de un día, porque son como las flores del magnolio, que cuando se abren son preciosas pero apenas duran bonitas unos pocos días ya que enseguida se marchitan.

¿A que os viene a la mente más de una «flor de un día»? Como la explicación ha sido larga, sólo pondré un breve ejemplo: Aquel cantante fue flor de un día. Sacó aquella canción del verano que tuvo tanto éxito pero ya no ha vuelto a sacar ningún tema más. Ya ni me acuerdo de cómo se llamaba.

Y bueno, para que podáis reconocer a un magnolio en cuanto lo veais, aquí os dejo con una bonita foto de una de sus flores. Que tengáis un buen día.

Flor del magnolio
Gracias a Snowesq por la bonita foto de hoy.

Como un libro abierto

Hoy empiezo el día con una nueva expresión relacionada con los libros, no por casualidad, sino gracias a Víctor, un buen amigo de un amigo mío, quien no sólo me animó a proseguir con mi actividad bloguera, sino que me hizo caer en la cuenta de que no había prestado atención a todas aquellas expresiones en las que el libro es el protagonista. Por todo ello, por el conocimiento que expresas y por los buenos ratos que pasamos durante tu visita, muchas gracias.

Dicho esto… ¡empezamos!

Si alguna vez habéis escuchado que alguien es como un libro abierto, probablemente habréis pensado ¿y dónde tiene las hojas? ¿es que va tan tieso como el lomo de un libro? ¿acaso se refiere a su peinado? En este caso, no hay que pensar tanto en la imagen real de un libro abierto como en su significado. Cuando un libro está abierto nos desvela todo lo que en sus páginas habita, no esconde nada, muestra todo su contenido, su conocimiento… Pensad en uno de esos diarios en los que una chica adolescente escribe cada día sus más íntimos secretos. Normalmente ese diario es guardado bajo llave, tiene un candado, porque no quiere que se descubran los secretos que en él se esconden. Sin embargo, cuando ese diario está abierto, ya no esconde nada, sino que al pasar nuestra mirada sobre él vamos descubriendo todos esos pensamientos que su autora ha ido plasmando día a día sobre las páginas.

Por tanto, cuando decimos que una persona es como un libro abierto significa que es una persona que no oculta nada, que se muestra tal y como es, que expresa sus verdaderos sentimientos. También podemos escuchar que alguien se expresa como un libro abierto, queriendo decir que habla con claridad, que se le entiende perfectamente, que no deja dudas sobre sus afirmaciones y es que no es lo mismo hablar que comunicar. Se puede hablar mucho sin decir nada y hay veces que pocas palabras tienen un gran significado, pero ese es un tema del que ya hablaremos otro día.

Y para terminar, os dejo con una bella imagen que representa la divulgación al mundo de las palabras que esconde un libro.


Muchas gracias a Rebeca Cygnus por tan bella imagen

PD: Aunque sé que a más de uno le da pereza, los libros están llenos de historias y están deseando que los abráis para que os las puedan contar.

Pasar página

Hoy vamos a analizar otra de esas frases que me encantan por su alto contenido gráfico, con lo que espero que seáis capaces de captar el sentido que esconde esta frase que a continuación y sin más dilación pasaré a explicar.

Pasar página significa dejar algo atrás, intentar olvidarlo, dar algo por terminado y seguir adelante, caminando hacia el frente. Esta expresión suele utilizarse tras un desengaño amoroso, tras una situación trágica, dolorosa o traumática o, en general, ante cualquier situación que suponga un antes y un después (ups, otra expresión :)). Como decíamos hace mucho tiempo, sería algo equivalente a “A otra cosa mariposa”.

Ahora voy a intentar que esta expresión se fije en vuestra memoria utilizando su grafismo. Imaginad que estáis leyendo un libro y que acabáis de leer el contenido de una de sus páginas. Esa página ya terminada no tiene nada nuevo que ofreceros, por lo que lo mejor es pasar página y ver lo que esconde la siguiente, porque siempre hay otra página detrás con nuevos conocimientos, experiencias y aventuras y siempre debemos tener la ilusión de pasar a la siguiente página porque un montón de nuevas situaciones nos esperan.

Y para no romper mi dinámica habitual, ahora incluiré un par de ejemplos.

Ejemplo 1: Tras varios intentos de reconciliación, Juan ha decidido pasar página y olvidar a María (Juan y María estaban juntos y aunque tras su ruptura Juan intentó arreglar las cosas entre ellos, tras varios intentos fallidos de reconciliación ha decidido aceptar que no volverán a ser pareja y a seguir su vida sin ella).

Ejemplo 2: Después de varios años de desenfreno, Antonio ha decidió pasar página y ser un poco más responsable (pues eso, que ha decidido cambiar y ser alguien más responsable después de haber sido un bala perdida casi toda su vida).

Y por último, os dejo con una bella imagen de un libro.

Pasar página

Muchas gracias a Ally Campbell por tan bonita imagen.