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Estar entre los brazos de Morfeo

He aquí una bella y poética expresión española que, como muchas otras, o conocemos su significado o nos puede llevar a confusión.

Si en algún momento escucháis que alguien está entre los brazos de Morfeo no penséis que esa persona se ha buscado un nuevo novio que se llama así, ni tampoco que esté físicamente abrazada por nadie. Estar entre los brazos de Morfeo es una forma de decir que alguien está durmiendo.

Y ¿de dónde proviene esta expresión? Pues veréis, gracias a mi amiga la Wikipedia (a la cual cito aquí literalmente, excepto en un par de comentarios añadidos entre paréntesis para ayudaros a comprender mejor) podemos decir que en la mitología griega, Morfeo (en griego antiguo Μορφεύς, de μορφη morphê, ‘forma’) es una deidad onírica (es decir, un Dios de los sueños). Es, según ciertas teologías antiguas, el principal de los Oniros, los mil hijos engendrados por Hipnos (el Sueño) y Nix (la Noche). Era representado con alas que batía rápida y silenciosamente, permitiéndole ir volando a cualquier rincón de la Tierra velozmente. Morfeo se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una apariencia humana para aparecer en ellos, especialmente la de los seres queridos (de ahí su nombre), permitiendo a los mortales huir por un momento de las maquinaciones (los engaños) de los dioses.

Por eso, como Morfeo era el guardián de los sueños, aquél que permitía que tuviésemos dulces sueños, hoy en día, cuando alguien está durmiendo o se le ve que está disfrutando de un dulce sueño, se dice que está entre los brazos de Morfeo.

Que tengáis un muy buen día… y una mejor noche.

No pegar ojo

Seguro que más de una mañana os habéis despertado con los ojos pegados de tanto dormir. Los franceses dicen que es cosa de «le marchand de sable» (el comercial de la arena), que por la noche riega con arena a las personas que duermen y es la excusa perfecta para mandar a los peques a la cama (aquí decimos que el coco va a pasar). Así que bueno, sean las segregaciones lacrimosas del movimiento de los ojos por la noche, o sea le marchand de sable o cualquier otro, el caso es que, cuando dormimos mucho es muy común despertarse con los ojos pegados.

Pues bien, precisamente como se asocia el hecho de haber dormido mucho, al echo de no dormir nada se le atribuye el hecho contrario, no pegar ojo. Así, cuando alguien pasa la noche sin dormir, dice que no ha podido pegar ojo.

Bueno, la de hoy también ha sido facilita, ¿verdad? Pues nada,con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho! 😀